El 15 de febrero se conmemora el Día internacional de la lucha contra el cáncer infantil y es una oportunidad de comprender, cómo esta enfermedad es un impacto a gran escala, para la familia, amigos, la escuela, la sociedad…

El cáncer plantea serios interrogantes como la imposibilidad de planificar con normalidad, la vida familiar, social y escolar del niño por lo tanto debe ser visto más allá del aspecto clínico, como un problema social, que nos afecta a todos.

1. El niño y su mundo

El impacto psicosocial del niño también es tomado de maneras distintas dependiendo la edad del niño

Niños en edad preescolar: Son los niños más pequeños y por tanto tienen riesgo de secuelas neuropsicológicos.

Escolares: Presentan vulnerabilidad a los cambios del desarrollo físico, a experimentar ansiedad social y timidez. A partir de los cinco años, los niños entran en conciencia sobre la seriedad de la enfermedad que padecen.

Adolescentes: Sienten vulnerabilidad en la construcción de su identidad, a su apariencia física, pueden presentar importantes repercusiones psicológicas e interpersonales, pero también psicosexuales.

2. Los padres o cuidadores primarios

El diagnóstico de un cáncer pediátrico es por lo general, una experiencia inesperada y traumática para toda la familia, principalmente para sus padres. Esta noticia implica la necesidad de afrontar esta realidad lo más pronto posible, lo cual es muy fuerte de asimilar. Sentimientos y emociones confrontadas surgen como aturdimiento, unidos a negación de la realidad, ira, culpabilidad, ansiedad, incertidumbre.

La cotidianidad de la familia se pierde.Las visitas al hospital y los periodos de hospitalización plantean una nueva organización de los tiempos familiares, que se traducen en ausencia del trabajo, del hogar, desatención a los hermanos del niño con cáncer, de las obligaciones que normalmente tenían.

Se dice que cuando un niño enferma de cáncer, su familia también lo hace…

3. Los hermanos, los grandes olvidados

Los hermanos de un niño con cáncer suelen llevar también situaciones bastante complejas. afrontando la ausencia y el miedo por la salud de su hermano, la ausencia de sus padres, la gran tensión emocional de la familia, todo esto en un panorama en el que se descuidan sus necesidades emocionales.

4. El el progreso escolar del niño

Puede verse afectado, los compañeros de escuela del niño pueden verse afrontando muchas dudas y temores, cuando conocen la enfermedad de su compañero. Es una situación que a veces se torna difícil de manejar, pues el objetivo es apoyar a ese niño que lo necesita.

Los niños con cáncer por sus tratamientos faltan largos periodos de tiempo a clase por ello son menos capaces de mantener un ritmo de trabajo adecuado, de concentrarse, e incluso muchos se niegan a asistir a la escuela después del tratamiento.

5. La sociedad

En general, una pérdida por cáncer infantil es una profunda pérdida para el tejido social. Hablamos de niños y adolescentes con sueños, con grandes capacidades, que una vez salgan de su enfermedad, suelen convertirse en unos guerreros, llevando a cabo proyectos de vida de gran contribución para la sociedad.

La mejora de la calidad de vida de un niño con cáncer así como de sus posibilidades de curación es un escenario que beneficia a todos, por ello, esta lucha es una batalla que debe hacerse de forma conjunta, niños, familias, médicos, enfermeras, personal de la salud tratante, fundaciones, asociaciones, grupos de apoyo, voluntarios, todos tenemos alguna manera para aportar y no debemos quedarnos inmóviles ante esta realidad.

Este 15 de febrero, habla sobre el cáncer infantil, ayuda a concientizar, infórmate, movilízate, apoya, regala una sonrisa…

El cáncer infantil nos saca de órbita a todos

¡Es hora de dar una lucha de otros mundos!

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